lunes, 8 de febrero de 2016

Quien soy?

Hola;
Mi nombre es Mayra Martinez, tengo 25 años, soy de un pequeñísimo pueblo de Teruel, Bañón, y soy una joven agricultora enamorado de su profesión. Desde pequeño sabía que la agricultura era una de las cosas que más me gustaban en el mundo (desciendo de familia de agricultores), aún así intenté buscar otros caminos… pero al final, como se suele decir, “la cabra siempre tira al monte”.
Después de años he comprendido que intentaba buscar otro camino porque existe una especie de estigma social, de menosprecio o minusvaloración hacia este oficio, y no puede ser que una sociedad menosprecie o ignore un sector clave como es la agricultura. Por ello, gracias a una amiga que trabaja en la SER y que me ha facilitado este correo, he decidido escribirles este mail, paraexponerles razones e intentar convencerles de que dediquen un programa, un apartado, algo (puntual no pido más) a la agricultura y en particular a los jóvenes agricultores. Hablar básicamente de agricultura, porque siempre que se habla es referido a hechos puntuales como la crisis de la leche o de la fruta con el veto ruso.
El sector agroalimentario tiene un 8% de peso en el PIB en Mexico y el cual emplea a cerca de 2 millones de personas. La agricultura es un sector estratégico para cualquier país, lo que nos explican con la dependencia energética, pues con los alimentos tiene mayor importancia y en España se descuida mucho, se descuidan “las cosas del comer”. Un ejemplo clamoroso es la perversa PAC (Política Agraria Comunitaria) que se nos ha impuesto y que como yo digo es una malversación de fondos públicos porque da el dinero sin ningún criterio objetivo, para que lo entienda mejor yo puedo estar cobrando 100 y mi vecino 50 teniendo la misma explotación y esto a nivel local, a nivel autonómico o provincial las es un escándalo. No cumple ninguno de sus tres pilares sobre la que se construyó y en comparación con el resto de países de Europa es una vergüenza. Y lo peor es que los estados tenían los mimbres suficientes para ejecutarla a medida. Se nos cae la baba cuando miramos las pacs de otros países.
No se defiende la figura de agricultor profesional, por tanto en España con 900.000 perceptores de PAC (400.000 en Francia, 350.000 en Alemania, redondeando) las ayudas a los agricultores de verdad son ínfimas respecto a las de agricultores de otros países…
La agricultura es economía real. En estos tiempos de exceso de economía especulativa y financiera, que nos ha llevado donde todos sabemos, aparece como necesario el cambio hacia el aumento del peso de la economía real, tangible que se puede tocar, que se ve, en nuestro sistema. Aunque cada vez más estamos sufriendo un mercado dominado por especuladores financieros que desde la bolsa de Chicago mueven el mercado a su antojo poniéndonos las cosas más difíciles todavía a los productores agroalimentarios, a los consumidores y, sobretodo, a los países más pobres.
Los jóvenes debemos ser el motor de la agricultura. Esta puede ser una fuente de empleo importante, se puede crear una base que en pocos años de sus frutos y además el medio rural no puede existir sin agricultura (aunque no solo existe por esta). Por eso trabajamos porque las instituciones faciliten nuestra incorporación y no pongan trabas. Yo tengo la suerte de ser hijo, nieto, etc. de agricultores y tuve las cosas un poco más fácil para mí incorporación, pero el joven que inicia sus pasos desde 0 tiene un montón de problemas (acceso a tierras, financiación, maraña burocrática, falta de asesoramiento…).
La sociedad necesita saber que consume, como se produce… implicarse en la agricultura (no puede ser que alguien no se preocupe por lo que come). De la misma manera la agricultura necesita que la sociedad la comprenda para lograr un mejor trabajo y una conexión beneficiosa para los dos. 
Pero insisto, la sociedad debe concienciarse, involucrarse y exigir conocer cómo y el que se produce, la alimentación es sinónimo de vida.
Los jóvenes debemos traer una mejora de rentabilidad a nuestras explotaciones, partiendo de la base de que la agricultura no es un oficio al uso, debemos introducir una mentalidad más empresarial, pero como digo, manteniendo siempre el equilibrio con la calidad (ya que producimos alimentos), el cuidado al medio ambiente y al entorno (es de lo que vivimos) y el compromiso social. Debemos mirar más al mercado, dialogar con los consumidores…
Los valores que rodean a la agricultura (cooperativismo, esfuerzo, compromiso, sacrificio…), valores que por cierto son muy necesarios en la sociedad actual y están en algún rincón guardados. Por ello la agricultura puede aportar mucho a la sociedad, no solamente calidad alimentaria. Pero existe una visión general de menosprecio y minusvaloración que expulsa a mucha gente del sector, yo estuve a punto de no continuar con esta profesión por ese estigma. Todo lo contrario que en países como por ejemplo Francia donde la figura del agricultor es clave.
Lo positivo es que estamos jóvenes cada vez más formados, con tenemos inquietudes, ganas y la ilusión suficiente para intentar que la agricultura de un paso al frente. Yo, por ejemplo, soy un joven agricultor que me gusta el surf y el snowboard, viajo todo lo que puedo, tengo la licenciatura de sociología y la de ciencias políticas a mitad y cada vez estoy más activo en una organización profesional agraria como es UAGA Aragón y COAG a nivel nacional… y como yo cada vez más jóvenes con granjas informatizadas, tractores con gps y con las tablets en el campo; y queremos cambiar la visión que se tiene sobre la agricultura y los agricultores.
Saludos,
Mayra Martinez

domingo, 9 de febrero de 2014

Fragmentos

La vida es esa serie de fragmentos que van creando una historia. Tú historia.



Al empezar a revisar mis fragmentos me di cuenta que de mi historia conocia mucho, pero de mi personaje no podía describir las cosas simples y cotidianas que le daban sentido a mi vida. Es por eso que hoy un día cualquiera he decidido comenzar a conocerme de lo sencillo a lo complicado...

Hoy es 9 de febrero de 2014. #1 me fascina el cine, sentarme ahí a observar una historia llena de cosas predecibles y hablar sobre las escenas como si fuera parte de ellos, como si al adivinar lo que sigue quisiera cambiarlo.

Las salas de cinesiempre tienen un olor peculiar,  a mi me parece que siempre tienen olor a alfombra sanitizada, las luces apagadas le dan un toque  de misterio...

domingo, 8 de enero de 2012

El indígena...

Con sus hijos a veces, otras solo; vendiendo algo que parece no importarle,
o sin pretexto para su presencia inmóvil; descalzo y en cuclillas sobre el polvo,
el sombrero de paja escondiendo los ojos, donde acaso pudiera adivinarse lo
que siente y lo que piensa, mírale.
Cayeron los amos antiguos. Vencidos a su vez fueron los conquistadores. Se
abatieron y se olvidaron las revoluciones. Él sigue siendo el que era; idéntico a
sí mismo, deja cerrarse, sobre la agitación superficial del mundo, la haz igual
del tiempo.
Es el hombre a quien los otros pueblos llaman no civilizado. Cuánto pueden
aprender de él. Ahí está. Es más que un hombre: es una decisión frente al
mundo. ¿Mejor? ¿Peor? Quién sabe. Tú, al menos, confiesas no saberlo. Pero
allá en tus entrañas le comprendes.
Mírale, tú que te creíste poeta, y tocas ahora en lo que paran tareas,
ambiciones y creencias. A él, que nada posee, nada desea, algo más hondo le
sostiene; algo que hace siglos postula tácitamente. Lástima que el azar no te
hiciera nacer uno entre los suyos.
Demasiado sería pedir su descuido ante la pobreza, su indiferencia ante la desdicha,
su asentimiento ante la muerte. Pero gracias, Señor, por haberle creado y salvado;
gracias por dejarnos ver todavía alguien para quien Tu mundo no es una feria
demente ni un carnaval estúpido

 Luis Cernuda, Variaciones sobre tema mexicano, México, Porrúa y Obregón, 1952.

lunes, 5 de septiembre de 2011

Cuando abras tus ojos...



Cuando abras bien esos ojos,
Y veas mi pecho cansado…
Ya no te eches a un lado,
Mira un poquito hacia adentro.
Verás tu nombre en el centro,
Junto a mis sueños amados.

Cuando abras bien esos ojos,
Verás la noche y el día;
Un ángel y una poesía
Que lleva siempre tu nombre…
Verás en mí aquel hombre
Que entre tus pechos latía.

Cuando abras bien esos ojos,
Esos ojitos cansados.
Verás, no se han apagado,
Cuando iluminen mi cielo…
Para vencer todo anhelo,
Para alcanzar lo soñado.

Cuando abras bien esos ojos,
Ya nunca querrás cerrarlos.
Me verás siempre adorarlos,
Con la mayor emoción;
Y amarte con devoción,
De norte a sur, de este a oeste…
Tal vez un sueño se geste:
Un amor sin rendición…

GUILLERMO HERNAN BITZER

(willyy1961)

La mujer espartana

A diferencia de otras sociedades griegas, la mujer espartana disfrutaba de una relativa libertad y automonía, que les permitía ocuparse de actividades comerciales o literarias, entre otras posibilidades.


Desde niñas recibían una educación parecida a la que recibían los varones, entrenándose en gimnasia, música y deportes; se las alimentaba bien para que tuvieran buena salud y se las preparaba para ocupar un lugar central en la sociedad lacedemonia: el de madres de los espartiatas.


Su formación tenía lugar en las thiasas o "asociaciones" femeninas, donde se establecía una relación entre las jóvenes y sus tutoras parecida a la relación entre los varones y sus pedónomos.


Las espartanas (una vez superada la niñez, etapa en que la diferenciación sexual no era fuerte) usaban un atuendo ligero: el peplo dorio, con la falda abierta que dejaba al descubierto buena parte de las piernas y permitía, por tanto, gran movilidad.


El matrimonio, al que todos los espartanos estaban obligados -por su finalidad estrictamente reproductiva-, estaba altamente ritualizado en esta sociedad. La mujer llegaba a este punto contando 24 o 25 años, edad avanzada si tenemos en cuenta los parámetros de otras sociedades de la antigüedad clásica.


Los esponsales se llevaban a cabo mediante el rapto del cónyuge femenino, acción que ha sido interpretada como los restos de una primitiva usanza que pervivía en la isla de Samos, y en un mito en que Zeus raptaba a Hera de Eubea y se unía a ella en una gruta. Con este rito, el hombre demostraba su astucia para cumplir sus cometidos sin ser visto.


Antes de la ceremonia del rapto, la mujer era vestida como un muchacho, se la calzaba con sandalias e incluso se la perfumaba con olor varonil y esperaba a su prometido en una habitación a oscuras. Al parecer esta costumbre obedecía a que los hombres pasaban la mayor parte del tiempo entre sus compañeros, por lo cual al tener la mujer estas características, los hombres no extrañaban la diferencia, siendo además que al poco tiempo volvían a morar entre sus compañeros.


La unión, realizada en secreto al final de la agogé era una prueba, la mujer debía demostrar su capacidad para engendrar hijos y, en caso positivo, al llegar el hombre a los treinta años, la unión se formalizaba. Sin embargo, aunque esta formalización daba inicio a la familia, los cónyuges pasaban poco tiempo juntos, estando el hombre dedicado a sus propias obligaciones en compañía de sus compañeros.


Por otra parte, los espartanos no condenaban el adulterio, de hecho un hombre podía compartir su mujer con otro y quedarse con los hijos de esta relación como propios a fin de asegurarse un heredero para su klerós, por ción de tierra otorgada por el estado a los espartiatas.


Las mujeres espartanas no podían participar de los órganos de gobierno, ni acceder a cargos públicos, ni intervenir en las reuniones de los hombres, ni en el ejército, pero tampoco estaban obligadas a las labores domésticas, para las cuales contaban con esclavas. Tenían, en cambio, la responsabilidad de concebir y preparar a los hijos hasta los siete años, momento en que la educación pasaba a manos del estado.


En determinados casos, eran las administradoras de los bienes familiares, llegando en algunos casos a amasar grandes fortunas. Sólo heredaban en caso de que no hubiera hermanos varones con vida, en cuyo caso podían llegar a obtener la propiedad de grandes porciones de tierra.


En Esparta, y en los casos enunciados, la mujer heredaba por derecho propio, con lo cual no debía casarse con el pariente más cercano para mantener su herencia intacta. Esto posibilitó que algunas mujeres acumularan tales riquezas y cantidad de tierra que les permitió competir con los hombres en influencia y prestigio.


Imagen: Lena Headey, en la piel de la reina Gorgo, para el filme 300
La Antigua Esparta, de Juan Miguel Casillas.